SAVAGE WORLDS (GUERIN – SESIÓN 1)

SAVAGE WORLDS (GUERIN – SESIÓN 1)

Esta campaña está pensada para que no tenga un grupo fijo, si no que se jugará a base de partidas one-shot en la que el grupo podrá ir cambiando de miembros sin problema. De este modo cualquier miembro del club se podrá unir a la campaña e involucrarse tanto, o tan poco, cómo quiera dejando siempre que juegue su huella en este mundo. Si los/las jugadores/as desean explorar cualquier cosa que quede colgada durante la sesión de juego, podrán buscar a personas interesadas en ello para convertirlo en otra sesión. La ambientación es postapocalítptica.

 

Mercenarios del día:

Muro: mutante enorme con garras y trepamuros

Skullduggery: mutante psiónico

Django: salvaje recientemente llegado a Guerin

Cuchilla: canalla y ladrón de los bajos fondos de la ciudad

 

En la oficina de Maika, el capitán de la milicia de Guerin, se les explicó que el mercado negro de la ciudad había sido atacado varias veces ya y que se había aprovechado para robar comida en los tenderetes. Que les robaran la comida a vendedores sin escrúpulos no era de incumbencia de la milicia, pero que los ataques fueran perpetrados por animales mutantes que se adentraban en la ciudad ya era otra cosa. Se ofreció el pago, en Frankies (Victory Dollars) para los humanos y una combinación de Frankies y Radx (medicina para mantener la “humanidad”) para los mutantes. El objetivo estaba claro: debían parar estos ataques y descubrir, si podían, de dónde salía la comida, pues de sus almacenes estaba claro que no.

 

Empezaron aprovechando el salvaconducto que les había dado Maika para poder interrogar a los trabajadores del almacén, dónde prácticamente nadie podía entrar, y tras un incidente con Django, que no pudo contener su curiosidad y salió corriendo hacia el primer camión que vio y que terminó con su expulsión del almacén, pudieron hablar con los trabajadores.

 

Descubrieron que en Guerin no se producía comida si no que venia por entero de otras ciudades y que los albaranes de transporte siempre coincidían con la cantidad de comida que llegaba. De hecho de los mejores pagados de la ciudad eran los transportistas precisamente para evitar que pudiera haber robos durante el transporte. Aún así nuestros tres mercenarios no quedaron del todo convencidos con eso.

 

Al salir de allí fueron al Gueto, el barrio de los mutantes de la ciudad, dónde se arroja a los niños mutantes antes de llegar a la pubertad, a preguntar por el mercado negro, ya que Muro tenía un conocido que había comprado Radx allí. El mercado negro siempre tenía lugar cada dos días en un sitio distinto de la ciudad para evitar a la milicia y descubrieron que esa misma noche, bajo el puente en la salida oeste de la ciudad, se volverían a reunir vendedores y compradores.

 

Muro aprovechó para cobrar el alquiler en el edificio que gestiona (es decir, en el que soluciona problemas a la vez que Skullduggery hace mantenimiento) para intentar conseguir Radx, pues si no tenían los días de conciencia y humanidad contados. Mientras, Skullduggery reparó un viejo microondas, Cuchilla se dedicó a robar a algunos mutantes que vivían en el garaje bajo el edificio y Django molestaba a todo el que podía preguntando por cualquier cosa que encontrara fascinante.

 

Al llegar el anochecer se dirigieron hacia el mercado negro, una reunión de gente entorno a decenas de barriles con fogatas dónde se podía comprar y vender de todo: aparatos inservibles, aparatos en buen estado, vidas, Radx, comida… Muro y Skullduggery aprovecharon para hacer negocios y sacar algunos Frankies con los que comprar Radx (iban un poco cortos de la vital sustancia), Cuchilla robaba lo que podía y Django hacia de las suyas y ayudaba a cuchilla distrayendo a sus víctimas.

 

Tras ese primer momento Django fue a explorar los alrededores dónde descubrió unas extrañas pisadas que parecían hechas por una criatura de ocho patas, mientras Cuchilla buscaba a un antiguo compañero de correrías que vendía comida, se lo llevó detrás de su tenderete, lo tiró al suelo, le puso la navaja en la cara y le hizo hablar. Así descubrió que tenía un proveedor de comida que podían ver al día siguiente en un antiguo polígono industrial. Una vez la información estaba en su poder Cuchilla no desaprovechó la ocasión para marcar la cara del vendedor con un corte en la mejilla.

 

Justo en este momento empezaron a oírse gritos y alboroto al otro lado del mercado negro. Mientras lo que parecía un mutante enorme con cuerpo de araña alargada, con el cuello largo y pico de pájaro, atacaba por dónde había empezado el tumulto, otros personajes, vestidos de negro de pies a cabeza y embozados para no poder ser reconocidos, aprovechaban para robar comida de manera más que organizada.

 

El combate fue breve y acabó con la criatura, que llevaba un collar muy extraño, muerta, uno de los hombres que iban embozados y vestidos de negro fue capturado y Django salió tras uno de ellos que llevaba un extraño aparato en la mano que, supusieron, tenía algo que ver con el collar del monstruo que yacía a sus pies.

 

El hombre capturado fue interrogado por Cuchilla quién, tras haberle sacado que eran un grupo, llamado el sindicato de mineros, que robaban comida para las familias de mineros que no podían hacer frente a sus necesidades, lo acabó matando sin ningún tipo de piedad.

 

Por otro lado Django capturó al otro miembro del sindicato de mineros que llevaba un curioso aparato en las manos y este les dijo que les explicaría todo lo que hiciera falta pero que debían salir de allí antes que llegara la milicia. Muro se llevó al hombre, que se llamaba Jack, y todo lo que pudieron saquear en ese momento con Skullduggery, que también se llevó el collar de la bestia; Cuchilla se limitó a coger el dinero que encontró entre los cadáveres y alguna arma; Django abrió la cabeza de la bestia y se llevó su cerebro para que Skullduggery pudiera estudiarlo más tarde.

 

Una vez en casa de Skullduggery escucharon cómo Jack había encontrado, con otros dos compañeros, una instalación extraña a unos veinte o treinta kilómetros de Guerin dónde encontraron el collar y el mando que hacía que cualquier mutante se calmara y siguiera al portador. No sabían qué tipo de tecnología era ni porqué funcionaba pero al descubrir cómo podían usarla fue la distracción perfecta para poder robar en el mercado negro. Les pidió por favor que no lo contaran a nadie, pues ni en el propio sindicato de mineros sabían que esta era la distracción que les permitía robar con impunidad.

 

Muro, que fue quién llevó esta negociación, pidió a Jack que dejaran de robar en el mercado negro por un par de semanas, lo justo para poder cobrar el trabajo y planteó la posibilidad de cuidarse mutuamente entre el Gueto (barrio de los mutantes) y el sindicato de mineros (organización por completo ilegal). Finalmente consiguieron la colaboración de Jack que les advirtió que la decisión no era suya únicamente y que debía exponer el tema a sus compañeros. A la noche siguiente tendrían una respuesta.

 

Por la noche descansaron con normalidad excepto Cuchilla que, volviendo a su casa, quiso robarle el dinero a unas prostitutas, pero se encontró con la navaja del proxeneta en los riñones antes de poder conseguir nada de ellas, por lo que tuvo que buscarse, y pagar, un médico a altas horas de la noche que se hiciera cargo de él. Por suerte pudo curarle las heridas.

 

Por la mañana fueron a investigar el antiguo polígono industrial dónde vendía el proveedor de comida. Allí encontraron, en el interior de la única nave que se mantenía en pie, un camión abierto del que se iba descargando comida a medida que los clientes pagaban por adelantado. Intimidaron a los clientes que hacían cola para entrar y atacaron por ambos lados. Este combate fue más largo y bastante más intenso que el anterior pero, aunque en algún momento tuvieron que sufrir por sus vidas, salieron victoriosos.

 

Descubrieron que los encargados de noche del almacén eran quiénes robaban comida para venderla a los vendedores del mercado negro, consiguieron llevarse el camión con todo lo robado y recogieron los cadáveres para enseñárselos a Maika y cobrar su recompensa.

 

Cuchilla consiguió que también le pagaran con un poco de Radx extra que pretende vender en cuánto tenga ocasión. El camión fue entregado a Jack para que el sindicato de mineros pudiera seguir dando comida a sus protegidos. Django vendió toda su parte y fue repartiendo comida y Radx por todo el Gueto. Muro y Skullduggery amontonaron una buena cantidad de Frankies y Radx para poder pasar una temporada sin tener que sufrir por su humanidad.

 

Añado una cosa que no pasó en partida pero si después y que los jugadores pueden saber: a los dos días volvió a haber mercado negro. No fue atacado pero se seguía vendiendo comida fresca. A los dos días paso lo mismo. A los dos días volvió a pasar. A los dos días seguí habiendo comida fresca…

 

Cosas que quedaron colgadas (y que los/las jugadores/as pueden organizarse para explorar):

  • explorar las instalaciones dónde encontraron los collares y los mandos
  • saber de dónde viene la comida/dónde hay otra ciudades
  • intentar alianza con el sindicato de mineros
  • buscar información sobre de dónde sale el Radx en el mercado negro
  • buscar al proxeneta, acabar con él y hacerse con el negocio

 

 

Comentario de sistema: me olvidé de aplicar las tirada de miedo. No volverá a pasar (espero). Pienso que le darán a la partida un toque todavía más siniestro y desesperado (esto es un apocalipsis nuclear en una ciudad encerrada en si misma y clasista. Debería ser desesperado).

 

Cuándo los dados explotan en tiradas de ataque y/o daño dan miedo por si mismos…

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