Los jueves Vermigor (sesión 24)
Viendo que pasar por el antiguo taller de construcción de golems era prácticamente imposible, ahora que los dos enormes golems de terracota estaban activos, decidieron intentar llegar a la salida por alguna parte que aún no hubieran explorado. Esta decisión les llevó a una extraña e irregular sala llena de homínidos recubiertos de plumas negras. Parecía que algunos habían sufrido algún tipo de ataque pero, al no aparecer ante ellos ofensivamente si no con gana de hablar, no tuvieron ningún problema en aceptar a todo el grupo con ellos e incluso comerciar. Aunque intentaron regatear con ellos, descubrieron estar ante negociadores muy duros y acabaron pagando el precio que les pedían por una capa que permitía respirar bajo el agua, y nadar muy rápidamente, y también una flauta que puede provocar miedo a cualquiera que esté a diez metros de quién la esté tocando.
Una vez hechos los tratos, que incluyeron enseñarles el portal por el que habían ido y darles un mapa para llegar hasta otro portal que habían encontrado, decidieron seguir explorando para encontrar una salida hacia el exterior y poder descansar y curarse las heridas, sin embargo llegaron a una sala muy alargada y estrecha, que más parecía un pasillo que una sala, en la que un combate se estaba llevando a cabo entre un grupo de kenkus y dos cubos gelatinosos y un hombre.
Los cubos gelatinosos no supusieron mucho problema para el grupo, pues se habían encontrado ya varios de estos especímenes y ya sabian cómo enfrentarse a ellos (los jugadores/as empiezan a tenerle el pulso cogido a cómo acabar con ellos y no parecen un reto a estas alturas) aunque no pudieron salvar a todos los kenkus que estaban trabados en combate con ellos. Sin embargo, el hecho de encontrarse en un sitio tan estrecho dificultó mucho el resto del combate con el único enemigo que les quedaba quién, aunque no consiguió hacerles mucho daño directamente porqué de hecho lo que intentó fue huir, pasó entre ellos cayendo al suelo y la falta de organización hizo el resto, pues intentando muchas cosas en un lugar tan cerrado (y con un par de pifias de por medio) la cosa terminó con un golpe de Jane a la cabeza del Leroy que cayó muerto al momento.
Ese hombre no les dijo mucho. Se limitó a confirmar algo que los aventureros hacía un tiempo que sospechaban: que existía un extraño culto a los limos y que cerca debían de haber algunos de sus seguidores. Encontraron también entre sus ropajes una llave. Pero la situación seguía siendo bastante desesperada y no hicieron mucho caso a este tema para seguir buscando una salida al exterior.
Encontraron una puerta secreta al fondo de esa estrecha sala que se convirtió en la tumba de Leroy pero no les llevó más que dónde habían encontrado los kenkus por primera vez. No teniendo muchas más opciones, cogieron un pasillo que creían que les llevaría otra vez al taller de golems pero, para su sorpresa llegaron a esa sala llena de libros tirados por el suelo. Encontrándose en ese punto del recinto ya sabían por dónde ir para poder salir de allí, pero antes quisieron ir a la sala triangular en la que el suelo no llegaba a tocar las paredes por si podían utilizar de algún modo la llave que habían encontrado pero al no encontrar dónde insertarla fueron hacia la salida sin demorarse más.
Allí les esperaba un último golem, esta vez de bronce, que ya habían visto custodiando la puerta al entrar por allí. Debido al miedo que les producía lo que pudiera pasar estuvieron pensando un rato cómo actuar. Finalmente Jane decidió pasar corriendo hacia la puerta lo más veloz posible. Entró muy veloz, habiendo cogida carrerilla, pero el golem fue más rápido que ella y le asestó un golpe que la llevó directamente hasta la puerta. Sin pensar en las heridas que acababa de recibir abrió la puerta y salió.
Gunnar, el hechicero de sangre que se había unido recientemente al grupo, entró si pensárselo mucho en la sala y, mientras el golem se giraba hacia él, tuvo tiempo de lanzar un hechizo de disipar magia (tuvo la suerte de ganar la iniciativa) que dejó inactiva a la criatura permitiendo pasar a todo el grupo con tranquilidad. Una vez al otro lado de la puerta siguieron el mapa que llevaban hecho. No esperaban encontrarse un grupo de humanos hostiles que, aprovechando Gunnar que volvía a poder hacer magia tras un tiempo de abstinencia forzada por la situación, dejó totalmente calcinados con una bola de fuego.
Y en este punto dejamos la partida por ese jueves. Conseguirán llegar a la superficie cómo es su intención?