Los jueves Vermigor (sesión 18)

Los jueves Vermigor (sesión 18)

Dejamos a nuestros protagonistas bajando al último nivel al que podían acceder a través del derrumbe en el que encontraron escaleras de cuerda. Empezaron la exploración buscando el rastro de sangre que debió dejar aquí el minotauro en saltar desde el piso superior. Curiosamente este sólo llegaba hasta la puerta de la sala en la que se encontraban desapareciendo después. Pero no pudieron pensar demasiado en este tema ya que nada más abrir la puerta, un enjambre de murciélagos se fue uniendo delante de los jugadores hasta convertirse en el vampiro al que habían preguntado dónde encontrar la reina. Su respuesta fue: seguid dirección al este y, cuándo lleguéis a la catedral, estaréis cerca de encontrarla. Después de responder a la pregunta se convirtió en un nube de humo que se largó hacia arriba a través del derrumbe.

 

Tras este primer momento, exploraron lo que parecían ser antiguas cocinas, comedores, una despensa con restos de comida en mal estado, una armería, en la que aprovecharon por abastecerse con todo lo que pudieron, lo que parecía una sala de juego y también un almacén con todo tipo de herramientas.

 

Siguiendo, siempre que podían en dirección este, llegaron a una sala que estaba destruida y parecía haberse hecho grande cómo si fuera una caverna natural. Examinaron la situación y se dieron cuenta que había sido excavado por un gusano púrpura gigante. Un poco asustados por el descubrimiento decidieron volver atrás y buscar otro camino, no sin antes descubrir que había nidos de gusanos carroñeros. Con los conocimientos de dos de los jugadores (que pasaron la tirada correspondiente), y después de experimentar con alguno de los huevos, con lo que consiguieron tener algunos dardos llenos del veneno que tienen los gusanos en los tentáculos, decidieron largarse de ahí llevándose alguno de los huevos con la intención de lanzarlo a posibles enemigos.

 

Volviendo atrás y buscando otro camino encontraron a una mujer y dos hombres, uno de los cuáles estaba en el suelo con la pierna negruzca cómo si se le hubiera quemado. No tuvieron problema en presentarse cómo miembros de la Rosa Negra, explicando que su jefa quería descubrir lo que pudiera haber detrás de una puerta que no podía abrirse más que resolviendo un acertijo. Si no respondías bien un rayo caía encima del desdichado que se hubiera equivocado, cómo le acababa de pasar al hombre con la pierna quemada. Pidieron ayuda a nuestros protagonistas, exigiendo veinticuatro horas de exploración previa para ellos, a cambio de información sobre dónde encontrar a la Rosa Negra y un salvaconducto para poder hablar con ella.

 

Habiendo aceptado la oferta, no tuvieron problema en compartir el acertijo que les había lanzado la puerta y Nimue pisó la baldosa que, por suerte, lanzó otra vez el mismo acertijo después de haber podido pensarlo con detenimiento. Aún así hubo un momento de tensión importante antes de atreverse a dar la respuesta, que resultó ser la correcta. La puerta se abrió, el salvaconducto fue escrito y lacrado, la situación de la Rosa Negra en la ciudad que podrán encontrar si siguen bajando fue revelada y el hombre con la pierna herida se quedó de guardia con el salvaconducto hasta dentro de veinticuatro horas, momento en el cuál podrían ir a reclamarlo.

 

Aprovechando que estaban con personas que conocían el recinto en el que estaban preguntaron por la catedral, con lo que descubrieron que deberían haber atravesado el agujero del gusano púrpura y seguir dirección este en los pasillos que encontraran. Con esta información la caverna ya no parecía dar tanto miedo por lo que siguieron explorando dónde lo dejaron y, de ésta manera, intentar aprovechar las veinticuatro horas que tenían que esperar para poder entrar en un lugar que era nuevo incluso por los habitantes del recinto subterráneo.

 

Siguiendo las indicaciones llegaron efectivamente a la catedral. O a lo que parecía su parte superior, dónde encontraron a un hombre distraído tocando un órgano. No dudó en presentarse y tras aburrirse de la conversación ordenó a un cúmulo de partes de cuerpos que se asemejaban a un humanoide que les atacara. El principio del combate no fue muy bien para nuestros aventureros y la persona que tenían delante se desentendió de lo que pasaba pues el golem de carne que tenían delante no debería tener ningún problema por deshacerse de ellos, al menos de momento. Solaire estaba paralizado, Nimue no consiguió atacar con certeza y Jane, la exploradora si que iba tocando al golem pero no parecía enterarse mucho en un primer momento.

 

El caballero de la reina que se había unido a ellos atacó al humano que, al recibir un sólo golpe conjuró una bola de fuego quemadno al caballero hasta matarlo. Nimue, al ver el poder destructivo de ese enemigo se lanzó encima suyo y le cogió los brazos para impedir que pudiera hacer más magia mientras Jane se encargaba, poco a poco, de acabar con el golem que les atacaba.

 

Al salir de la parálisis Solaire se dedicó a romperle todos los huesos a Mortimer, pues así descubrieron que se llamaba el mago que habían apresado. Sacaron en claro que él había hecho el veneno con el que querían matar a Isabelle de Ermegar si fallaban los asesinos, descubrió a los personajes que la F.G. que habían encontrado en una nota no era otro que Folken Guinot, el senescal de Marvalar, y regente de Reino Bosque en ausencia de la reina Vigdis II. Tras sacarle toda la información que pudieron acabaron con él y lo llevaron a la cocina dónde lo quemaron en el horno para que no pudiera revivir.

 

Tras tanto ajetreo el cansancio hizo mella en el grupo y decidieron irse a la sala de juegos que habían encontrado, que sólo tenia una puerta por lo que era fácil de defender, para descansar.

 

Llevan ya cuatro días de exploración sin haber encontrado a la reina y les quedarán, después de descansar, unas ocho horas antes de poder volver a la puerta que habían abierto para los secuaces de la Rosa Negra.

 

Y hasta aquí llegamos el jueves pasado. Esta semana seguiremos explorando las profundidades bajo Marvalar.

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